Aquí hemos tenido estos días la imagen de David Meca, que se empeñó
en ir nadando desde Jávea hasta Ibiza (110 Kilómetros) y lo consiguió.
El hombre de la imagen hace hazañas parecidas, pero con un fin. Dicen
que lo que hace es arte, pero que también es protesta. Se llama Mark McGowan.
Ha recorrido cerca de 100 kilómetros a gatas por Inglaterra (desde
Londres hasta la catedral de Canterbury) con un cartel sobre la espalda
que dice «¿Podrías quererme?», 18 cajas de chocolatinas atadas a sus
muñecas y tobillos y una rosa entre sus dientes. Ha tardado once días
en completar su recorrido. Dice que ha sido su «pequeño Everest» y que
lo ha hecho por todas aquellas personas que han pasado la Navidad
solas.

Este no es el primer performance
que protagoniza. Una vez arrastró un cacahuete con la nariz durante
unos 11 kilómetros para pedir becas para los estudiantes de barrios
desfavorecidos. Y en una galería de Camberwell, al sur de Londres, tuvo
otra obra expuesta el pasado verano: un grifo de agua abierto.
Pretendía tenerlo abierto durante un año pero tomaron acciones legales contra él
y lo tuvo que cerrar. Mark dijo: «Todo el mundo desperdicia el agua,
pero la mía es arte». Según él servía para concienciar a la gente del
despilfarro de este bien común.

El próximo 23 de enero, en una
galería de arte de Hamburgo, Alemania, tratará de conseguir el
récord de comedores de hamburguesa que, según él, son un icono del
mundo occidental.


La pregunta de este examen era: «Hallar la x» (Find x). La respuesta del alumno (en azul) fue: «Aquí está» (Here it is). Para muchos, merece la máxima puntuación.

Y recuerda a una de las leyendas que circulan por ahí.
En un examen final de filosofía, un profesor preguntó: «Define Coraje».
La mayoría escribió varios folios, pero el alumno que recibió la
mejor nota fue uno que se levantó inmediatamente y entregó el examen
después de haber escrito: «Es esto». Esta historia sugiere que lo que
se considera una “educación sólida” no suele ser nada más que una cáscara
muy adornada pero que no contiene nada dentro.

Sheila me ha enviado esto: «El otro día fui a ver una escuela infantil que traspasaban en Valencia, era
un centro ubicado en el primer piso de una finca antigua y con una escalera
para subir que no creo que llegara a medir un metro de ancha. El centro
estaba legalizado para primer y segundo ciclo, sin embargo únicamente tenía
dos aulas, con un mobiliario viejo y desconchado, un aseo cuyo único
mobiliario era una bañera, y otro que no llegaba a los dos metros cuadrados
y con un inodoro viejo que ni siquiera tenía tapa, y que yo me hubiera
abstenido de utilizar si me lo encontraba en un bar.

La directora, muy amable, me decía que hace unos años dijeron que iban a
cerrar todas las escuelas que estuvieran en pisos, pero que no podían
hacerlo porque eran demasiadas, por lo que un representante del ministerio
se pasaba una vez al año para ver si los niños estaban bien.

En la página de Consellería no encontré el nombre de esta escuela entre los
centros educativos de Valencia, sin embargo, la dueña aseguraba que estaba
legalizada como escuela de educación infantil desde los años 70.

No entiendo como este tipo de centros, que desde que los abrieron no han
hecho ningún tipo de reforma, ni han cambiado el mobiliario, pueden seguir
estando abiertos “porque son demasiados”, y, sin embargo, Consellería no dé
ningún tipo de ayuda para poder abrir centros nuevos que se adecuen a la
normativa y cuyas plazas permitirían empezar a cerrar este tipo de aulas.»

De vuelta de Barcelona, de nuevo sin conexión durante una semana (¡qué envidia esos
paí­ses donde te puedes conectar hasta en la playa!). Menos mal que por
lo menos había cines: una sesión al día, para no perder la costumbre.
Tú y yo y todos los demás
(interesante),
Saraband
(obra maestra),
El sabor de la sandí­a

(horrible, pese a lo que dicen las crí­ticas. No tiene nada de comedia
musical, sino de seudoporno absurdo con planos eternos),
Irène
(simpática, aunque con final previsible: una mujer sola debe buscar pareja como sea),
Manuale d’Amore
(muy, muy divertida. Estrenada el viernes pasado en España después de arrasar en Italia),…
Sólo cinco. El fin de semana es para los devoradores de palomitas…

Hierro 3 ya está en  DVD, por si alguien quiere hacer un regalo
y no se le ocurre qué. Es una película surcoreana (ficha del IMDB) en
la que un joven, Tae-suk, se dedica a entrar en casas ajenas, vacías.
Deja una
publicidad pegada sobre las cerraduras, y, si al cabo de uno o dos días
nadie la ha sacado de allí, entra en la casa y se instala unos días. No
se dedica a robar ni a destrozar esas posesiones que él no tiene, al
contrario. Deja las viviendas mejor de
lo que estaban, limpia, arregla los electrodomésticos, lava la ropa,
… como agradecimiento por el cobijo.

La película es muy recomendable. Aunque dicen por ahí algunos críticos
que lo es sólo para una minoría por eso de que es “profunda” y hace
pensar (qué drama eso de pensar). Lo más llamativo de la película es
que los protagonistas no dicen ni una sola palabra
en los 95 minutos que dura. Y no hace ninguna falta.

Es envidiable la “libertad” del personaje principal. Es muy triste la
postura del “establishment” (malos con pistola reglamentaria). Son
curiosas las viviendas, cada una con su historia, su álbum de fotos,…
esos “cubículos humanos” en los que dejamos el sueldo de toda una vida
(o mucho más) para vivir en ellos sólo durante unas horas al día y en
los que guardamos celosamente objetos que nos parecen tan valiosos.

A Tae-suk le pasan muchas cosas, y no buenas. Hay una chica, maltratada
por su marido, que es muy rico. Y un palo de golf —el que
menos se usa, el Hierro 3— que Tae-suk utiliza con gran maestría. Y una
preciosa historia de fondo que no se cuenta más que con imágenes.

Tae-suk no se vuelve malo, ni aún después de todo lo que le ocurre… Se vuelve algo mucho mejor … “invisible”!

El Museo del Traje de Madrid dedica una exposición a la muñeca más famosa de los años 40 y 50, Mariquita Pérez.


“Mariquita Pérez. ¡Qué elegante
eres!” es el título de la exposición: desde el 20 de diciembre hasta el 29 de enero. Hay más información en el web del museo.


La muñeca tenía un padre llamado Jo

Antonio
Pérez de la Escalera, un militar andaluz; una madre, vasca, que se
llamaba Marta Carvajal y Goicoechea, y un hermano, Juanín, que
empezó siendo un muñeco bebé y fue creciendo con el paso del tiempo.

Mari
Pepa Mendoza y Anita Diminuta rivalizaron con Mariquita Pérez, pero no
la desplazaron del mercado.

En 1943 apareció Gisela, la rival más directa de Mariquita
Pérez, que tenía dos hermanos Guni y Lili. Desaparecieron en 1961 con
la llegada del plástico.

En 1946 apareció otra nueva competidora, Cayetana, una muñeca
que podía caminar y mover la cabeza de un lado a otro, a la vez que abría y
cerraba los ojos. Además, decía “mamá” y “papá”. Fue amadrinada por
la actual duquesa de Alba y por eso tiene su mismo nombre.

Con motivo de esta exposición, el Museo ha organizado el taller
infantil «¿Hoy qué te pondrás?», en el que los niños se convierten en muñecos de los años 40.

La cadena de tiendas “Mango” da nombre a una nueva moda en España: el Yomango.
Consiste en ir a robar en grupo a un centro comercial y llevarse todo
lo que se pueda. Dicen que es una estrategia de los grupos
antiglobalización, una muestra de rechazo al sistema, y que los okupas de Barcelona fueron los creadores
de este nuevo hobby. Pero en el Reino Unido parece que ya se venía
practicando desde hace tiempo, se le llama steaming (y en sus seguidores se ha probado el Mosquito, ahuyentador de adolescentes). Wynona Ryder sirve de imagen a la campaña, porque la han pillado robando varias veces.

Han hecho un curioso estudio al suroeste de Inglaterra, en la
Universidad de Bath, en el que han participado 100 niñas de entre 7
y  11 años. La conclusión es que las niñas odian  a muñeca
Barbie. La queman, la torturan, la desprecian, le arrancan la
cabellera, incluso la meten en el microondas!… Y dicen los autores
del estudio que es una especie de rito de pasaje de la primera a la
segunda infancia. Lo recoge El Periódico de hoy. Las ventas de la
famosa muñeca han caído en Estados Unidos e Inglaterra.

En el próximo número de Kindsein
(lunes 19) hay una entrevista al
creador de la teoría del Diseño Incompetente, el doctor Don Wise,
catedrático emérito de Geología Estructural de la Universidad de
Massachusetts  Amherst y otras referencias a reacciones
pintorescas contra la nueva teoría del Diseño Inteligente. Además, las
sensatas  recomendaciones que
ofreció Nature, en un número
especial, para los científicos y profesores de ciencias, con o sin creencias religiosas.

Esta Navidad, Joel Krupnik y Mildred Castellanos han decorado así la
puerta de su casa en Manhattan. Semioculto tras un árbol, exponen un
Santa Claus que sostiene un cuchillo sangriento en una mano y, en la
otra mano, una muñeca decapitada  a la que han pintado sangre en
las órbitas de los ojos. Dicen que es una protesta contra la
comercialización de las Navidades. Y añaden que Santa Claus no está en
la Biblia, que no es un símbolo religioso, como lo es la Navidad.