Exposición Handel y los 'castrati'
Castrados por amor al arte
Durante 200 años, se realizaron más de 4.000 castraciones anuales en
Italia a niños de entre 7 y 9 años. El objetivo era preservar el tono
alto y claro de la voz infantil mientras se adquiría la fuerza vocal de
un hombre y la técnica de un cantante adulto. Se les llamaba castrati, o, de forma más educada, musici o evirati.
Muy pocos lograron la fama y fortuna que perseguían sus padres con la
operación y ninguno igualó al gran Farinelli (en la imagen). Ocurrió en los siglos XVII y XVIII. Kindsein
hace un extenso análisis de estos grandes olvidados de la Historia de
la Música, con motivo de la exposición "Handel y los castrati" que se
inaugurará esta semana en Londres.
El último 'castrato' en la ópera
El
auge y la caída del castrato fueron paralelos a los de la ópera seria. Y su
punto más álgido fue a mediados del siglo XVIII, cuando el 70% de los
cantantes de ópera eran castrati.
El último fue Giovanni Battista Velluti (1780-1861). Meyerbeer escribió especialmente para él Il crociato in Egitto.
Cantó en Londres en 1825, pero no le recibieron tan bien como en
previas ocasiones, así que Velluti dejó Londres y dicen que pasó el
resto de sus días diciendo a sus amigos: «Gracias a Dios, yo soy uno de
los últimos desgraciados». Desde entonces, hubo castrati en algunos
coros pero nunca más se les escuchó en la ópera.
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