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«Todos los buenos profesores incorporan historias o anécdotas al
desarrollo de sus clases. Por ejemplo, Primo Levi tiene una historia
increíble sobre la vida de un átomo de carbón y lo que le pasa cuando
se despega de un bloque de piedra caliza. Se convierte entonces en
dióxido de carbono y luego es capturado en una vid donde se convierte
en una molécula de azúcar. Entonces es transformado en alcohol que
cuando alguien lo bebe se convierte en parte de su sangre, se divide en
células y es exhalado como dióxido de carbono.»

Última respuesta de la entrevista que publica hoy El País a JONATHAN OSBORNE, especialista en didáctica de las ciencias:”Los jóvenes necesitan una enseñanza más reflexiva para conectar con las ciencias”

Para el periodista de El País:

  carbón. (En inglés, coal)
    (Del lat. carbo, -?nis).
    1. m. Materia sólida, ligera, negra y muy
combustible, que resulta de la destilación o de la combustión
incompleta de la leña o de otros cuerpos orgánicos.

  carbono. (En inglés, carbon)
    (Del lat. carbo, -?nis, carbón).
    1. m. Elemento químico de núm. atóm. 6. Es
extraordinariamente abundante en la naturaleza, tanto en los seres
vivos como en el mundo mineral y en la atmósfera.

Debería de existir una carrera universitaria llamada Maternidad. Además
de una excelente formación en el arte y la ciencia de educar a los
hijos, las diplomadas recibirían becas y ayudas del Estado para sus
propias investigaciones y ampliaciones de estudios y de progenie.

Tener hijos estaría tan bien visto como ahora lo está el tener un
doctorado en el funcionamiento de las gónadas de
determinado molusco endémico del Mediterráneo. Tener un hijo sería un
“oficio” muy respetado al que habría que dedicarle el máximo de horas.
Sería estimulante, creativo, fascinante, … Estaría siempre de moda. Y las “investigadoras” podrían optar al Nobel.

Gracias a esta titulación, tener hijos no sólo no estaría reñido con el deseo de la mujer de
ejercer una profesión sino que sería estimulante. La condición de madre subiría de nivel y las madres recibirían
todo el reconocimiento social. Por supuesto, las mujeres seguirían optando a
otras licenciaturas, ingenierías, ectétera, pero los hijos de éstas no
pertenecerían a la categoría A.

Eso de la categoría sería importante para ejercer ciertos empleos.
Los hijos
pertenecientes a la categoría A tendrían absoluta preferencia en
puestos de política, medicina, medio ambiente, y, por supuesto,
enseñanza. Aunque,
el sistema educativo no se parecería en nada a lo que hay hoy. La
fuerte competitividad obligaría a los colegios a ofrecer la mejor
oferta y los profesores se irían pareciendo cada vez más a los sabios
griegos.

Tener hijos estaría visto como un campo de estudio en permanente
expansión. Las madres diplomadas estarían suscritas a foros,
newsletters, boletines,… Y habría miles de publicaciones serias sobre
infancia y educación. No sería un asunto para aficionados, o para
probar suerte.

Y los niños se contemplarían entonces como individuos valiosos que hay
que cuidar y respetar, porque todo el mundo sabría que en el futuro
estarán sólo ellos, y no nosotros, y que de ellos depende el futuro de
la Tierra.

Es obvio que también existiría la otra versión de esta carrera
universitaria,
Paternidad, que al principio se vería como algo rara, con un porcentaje
muy bajo de alumnos masculinos. También habría todo tipo de
cursos y másters de 100 horas fuera de la Universidad. Pero los hijos
de
padre y madre titulados en esta materia serían los ciudadanos de
primera categoría, que tendrían, en principio, capacidad para gobernar
el mundo.

Una exhibición de los peores interiores europeos de 1974.

«Existen muchas creencias alrededor de los
hermanos gemelos. Se dice que tienen una conexión especial, que viven
el dolor del otro como propio y que sus vidas discurren paralelas
porque su personalidad también es muy similar, pero ¿hasta qué punto es
esto cierto?…» Sigue en Consumer.

El hombre de la imagen, Les Stewart, de Mudjimba, Australia, pasó 16
años y siete meses frente a una máquina de escribir. No golpeaba las
teclas para crear novelas, ni diarios, ni memorias,… Sólo se habí­a
propuesto escribir todos los números desde el uno hasta el un millón (y
no con números). Y consiguió el récord en 1998.

Cuando le preguntaron por qué se había dedicado a esa tarea tan repetitiva,
dijo que no tení­a mucho más que hacer desde que un accidente le dejara
inválido y sin trabajo. Antes del accidente era profesor de
mecanografí­a. Depués, tuvo que escribir los 19.890 folios de números con un solo dedo.

Una de las profesoras de Ana sabe desde hace tiempo de la existencia de este blog y de Kindsein.com.
Y, hace unos días, me encontré con una simpática sorpresa: en la puerta
de clase habían colocado un expositor con algunas publicaciones. Un
cartel decía: «Para padres. Leer y devolver». Había entre los papeles
algunas copias grapadas de las portadas de Kindsein.com, según la
profesora, para que los padres de la clase lo conozcan. Gracias.

Aquella única muestra de Kindsein desapareció, así que repuse yo con
algunas copias más. Hoy, una abuela de habla alemana se acercó
directamente a Kindsein, pero al ver que estaba en español volvió a
retroceder, supongo que decepcionada.

Me ha dado la sensación de que pocos o ningún padre mira el nuevo
expositor. La mayoría lo esquiva, como si fuese un mueble vacío, y
algunos se acercan a él como si les fuese a picar. Quizás es sólo una
falsa impresión, y cuando yo no lo veo se arremolinan a su alrededor.
Quizás están pensando en traer recortes de prensa o nuevas
publicaciones. Quizás la semana que viene, como en el cuento de La
Castañera, el expositor está a rebosar y se crea un flujo de
comunicación y de intercambio entre los padres.

Pero va a ser que no.

Incluso cuando escribes para una publicación de gran tirada, tienes
la certeza de que poca gente va a leerte. Tu trabajo sirve,
básicamente, para envolver bocadillos. Pero las publicaciones on-line
son un reto mucho mayor, aunque más interesante, sobre todo en un país sin
cultura de Internet donde está todo por hacer. ¿Qué es lo que a la
gente le gustaría leer en Internet y cómo? Creo que todavía está por
descubrir.

Kindsein recibe la mayoría de audiencia vía Google. Hemos tenido
visitas desde lugares remotos: Ottawa, Kista, Stayton, West Branch,…
Y más de la mitad son de latinoamérica. Bienvenidos todos.

Y ahora, la despedida. Kindsein vuelve a
desaparecer hasta el próximo martes. La semana próxima volveremos con las pilas cargadas y
Kindsein resurgirá de su letargo como el Ave Fenix de sus cenizas.

Esta es la última portada de Time:
Dropout Nation. ¿Qué le pasa a las Universidades públicas de Estados
Unidos? Según los expertos, casi uno de cada tres universitarios de ese
país abandona la facultad sin graduarse. Para los afroamericanos y
latinos, todavía es peor: la mitad de ellos tira la toalla a mitad de
camino.

El equipo de Jakob Nielsen (el gurú del Web Usability) ha hecho un nuevo estudio —eyetracking study—
que desvela cómo lee la gente las páginas de Internet. Lo hacemos
formando una F con la mirada. Es decir, primero leemos en horizontal la
primera línea del texto.
Después, bajamos un poco hasta otra línea, que leemos en un movimiento,
por lo general, más corto que el primero. Y, finalmente, escaneamos el
contenido del
texto en un movimiento vertical, formando el palo vertical de la F.
Algunas veces, este último movimiento es lento, como si se tratara de
un escáner de verdad. Y otras veces es rápido. (En la imagen de arriba:
lo rojo es lo más leído, seguido de lo amarillo. Nótese, además, que la
columna de anuncios de la derecha ni se mira.)

¿Qué significa esto? Pues que no deberíamos escribir para Internet
como si lo hiciésemos para una publicación impresa, porque la inmensa
mayoría de la gente no lo leerá. Así que tendríamos que empezar a olvidarnos de
lo impreso, que por otro lado está en un proceso lento de agonía y
muerte, desaprender lo que nos enseñaron en la escuela y actualizarnos
urgentemente.

Por cierto, en el último Informe Global sobre Tecnologías de la Información, que
evalúa la influencia de las tecnologías de la información y
comunicación en las condiciones económicas de los países, España
aparecía en el puesto 31. En los primeros cinco puestos aparecen
Estados Unidos, Singapur, Dinamarca, Islandia y Finlandia. De Europa,
sólo los países nórdicos están entre los 10 primeros puestos.

Según el Informe, los Países escandinavos se caracterizan por
instituciones educativas enormemente desarrolladas, una fuerte cultura
de la innovación, transparencia gubernamental y un buen clima para las
operaciones empresariales. ¡A seguir el ejemplo!

Global Information Technology Report 2005-2006. (Informe Global sobre Tecnologías de la Información)

«Te oigo, cariño. Vamos, Molly, puedes hacerlo… ». Así hablaba
Carole Wilbourne a una gata negra atrapada desde hace dos semanas bajo
un antiguo edificio del popular barrio de Greenwich Village de
Manhattan. Carole dijo que era terapeuta de gatos. Y Molly era la
encargada oficial de atrapar ratones de un delicatessen, el Myers of
Keswick, donde venden pasteles de carne y otras especialidades
británicas. Pero hace unas semanas, Molly se metió entre un amasijo de
tuberías y no podía salir.

Reporteros de televisión y prensa aparecieron por el lugar para dar
fe del suceso. Varios rescatadores de animales del Animal Care &
Control se dedicaron a rescatarla. Al mismo tiempo, la terapeuta,
arrodillada en la acera, seguía hablando suavemente a la gata: «Todo el
mundo quiere que salgas… nadie va a hacerte daño». Entonces, una de
las rescatadoras salió del polvoriento sótano con una máscara para
pedirle a Carole que se callara. «Creo que la estás estresando», le
dijo. Carole protestó. Dijo que trataba de «darle inspiración» a la
gata. «Me preocupo», le dijo a los reporteros. «No lo estaría haciendo
si no me preocupara».

Katherine Mehta, una niña de diez años, paseaba por allí en ese
momento con su pequeño perro, Pepito, y con su cuidadora, Philomena
Brady. Kathy resumió: «Creo que está asustada, pero saldrá».

Y así fue. Molly salió después de que hicieran un agujero en la
pared del delicatessen para sacarla, 14 días después de quedar
atrapada.  Su cara era como de estar diciendo: «¿Por qué se ha
montado todo este alboroto?».