Revolución educativa
Salirse de la fila
He aquí una pequeña muestra de los revolucionarios de la educación. Son maestros, intelectuales, científicos, médicos que iniciaron la lucha por liberar a los niños de un encierro de más de 10 años que aniquila su creatividad y sus ganas innatas de aprender. Sus ideas le sorprenderán, y le harán comprender mejor a sus hijos. Quizás le ayuden a ver su propia vida desde otra perspectiva, y puede que le animen a seguir sus pasos.
Francesc Ferrer i Guàrdia: Fundador de la Escuela Moderna
«Los gobiernos siempre han procurado dirigir la educación
del pueblo. Saben mejor que ninguno que su poder se basa totalmente en
la escuela; por eso la monopolizan cada vez con más interés» —F. Ferrer i Guàrdia Francesc
Ferrer i Guàrdia (1859-1909) nació en Alella, Barcelona, en el seno de
una familia muy católica. Desde que era muy pequeño, tuvo que ganarse la
vida trabajando. Un comerciante de harinas para el que trabajó marcó su
vida. Al ver el interés de Francesc por el estudio, le prestó libros de
su biblioteca y le inscribió en clases nocturnas cuando aún no tenía
quince años, iniciándole en los ideales republicanos. Con el tiempo,
desterró sus ideas religiosas y se interesó por la educación.
Se
declaró anticlerical y apoyó el pronunciamiento militar cuya finalidad
era proclamar la república. Como éste fracasó, tuvo que exiliarse en
Francia, donde tuvo tiempo para planear el sistema educativo anarquista
que más tarde aplicaría en España, en la Escuela Moderna.
La
Escuela Moderna abrió sus puertas en Barcelona en 1901. En ella, la fe
religiosa fue suplantada por la exploración científica. Se enseñaba más
la práctica que la teoría, porque era la que tenía verdadero
significado para el niño. Y la disciplina fue reemplazada por la
participación activa de los alumnos. La Fundación Francesc Ferrer i
Guàrdia lo explica así:
«El éxito de la Escuela y
la fama de los métodos que se proponían fueron corroborados por la
multiplicación de centros educativos racionalistas en todo el Estado.
El momento era propicio para una acción escolar que intentara
neutralizar la tendencia de la Iglesia hacia el control de la educación
pública. Esta circunstancia explica el interés que en las sociedades
obreras y populares -no necesariamente anarquistas- tenían los planes
escolares y los libros de la Escuela Moderna. También se explica la
acogida favorable que recibió la Escuela en los medios burgueses
republicanos radicalizados, además de las innovaciones metodológicas y
didácticas que podía aportar la Escuela Moderna.
Ferrer
pedía una educación basada en la evolución real y psicológica del niño,
individualizada. La ciencia sobre los niños, que tanto ha avanzado,
afirmaba, no se debe utilizar contra ellos, sino a su favor y del
desarrollo espontáneo de sus facultades, a fin de que puedan buscar
libremente la satisfacción de sus necesidades físicas, intelectuales y
morales. La Escuela Moderna proponía, además, una educación basada
metodológicamente en la ayuda mutua, en la solidaridad entre los
hombres y la crítica de las injusticias mediante el estudio de los
mecanismos y las condiciones que las hacen posibles.
(...) El
día 31 de Mayo de 1906, día de la boda del rey Alfonso XIII, un hecho
llenó de estupor el país: cuando la comitiva real pasaba por la calle
Mayor madrileña, el sabadellense Mateo Morral lanzó una bomba que
provocó la muerte de veintitrés personas. Dos días más tarde era
arrestado en Barcelona el director de la Escuela Moderna de la cual el
joven anarquista era bibliotecario. Francisco Ferrer fue acusado de
complicidad pero los tribunales no pudieron probar ningún cargo y,
después de un año en prisión, fue liberado el 12 de junio.
El
alboroto que el caso Ferrer provocó tanto en España como especialmente
en el extranjero fue realmente extraordinario, se movilizaron a su
favor desde los liberales y los republicanos librepensadores hasta la
familia socialista y anarquista. El argumento de los acusadores de
Ferrer -la derecha autoritaria y conservadora, básicamente- en 1906, se
podría resumir con la siguiente inferencia: la Escuela Moderna es un
centro de propaganda ácrata, y la propaganda ácrata genera
necesariamente la acción terrorista. Por fuerza Ferrer fue cómplice de
Morral, como lo había sido de otros actos terroristas anteriores.
La
crisis social y política que arrastra desde hace años el Estado español
de la Restauración encuentra su más alta expresión en los hechos de la
Revolución de julio (Semana Trágica) de Barcelona en el año 1909,
verdadero principio del fin del régimen monárquico. El nombre de Ferrer
va ligado a estos acontecimientos populares y a su represión. Fue, de
hecho, la víctima más significativa y el principal cabeza de turco. Los
argumentos que no habían triunfado en el año 1906, lo hacían esta vez:
Francisco Ferrer fue condenado a muerte y ejecutado después de un
turbio consejo de guerra. Moría en Montjuïc el 13 de octubre de 1909.
Nunca se demostró que fuese culpable de lo que se le imputaba. Su
muerte interesaba a la derecha ultramontana y al estamento militar.
Una
cosa conviene tener en cuenta: el tiempo y el consenso histórico han
dictaminado la injusta incriminación de Ferrer. El discurso
justificador de su condena se silencia -aunque con fuertes brotes
sectarios- a partir de la segunda década del siglo. Pero, aunque
parezca increíble, aún hoy en día, existen sectores en nuestro país
(sectores conservadores ligados al mundo de la educación y de la
cultura) que siguen defendiendo la imagen delincuente de Ferrer.
Mantienen
actualidad las palabras pronunciadas por Piotr Kropotkin en Londres
unos días después de la muerte de Francisco Ferrer: "Now he is dead,
but it is our duty to resume his work, to continue it, to spread it, to
attack all the fetishes which keep mankind under the joke of state,
capitalism and superstition". Más información: Fundación Francesc Ferrer i Guàrdia Francisco Ferrer and the Modern School. Anarchy Archives. Register of Francisco Ferrer. Francisco Ferrer y Guardia. Anarchist Encyclopedia.
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