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China: 80 millones de hijos únicos
Los "Pequeños Emperadores"
Paula Sayavera
Ayer fue el año nuevo chino, comienza el Año del Perro. Casi 100 millones de hijos únicos celebraron el gran acontecimiento siendo el centro de atención de su pequeña familia, dos padres y cuatro abuelos, volcados en su cuidado, sus caprichos y su futuro. Por eso se les llama «Pequeños Emperadores» (Xiao Huangdi).
Desde 1979, el gobierno chino impone a sus ciudadanos la obligación de tener sólo un niño (o dos, en algunos casos), como medida para reducir el crecimiento de la población. Es un experimento social masivo que ahora tiene en vilo a los políticos y psicólogos chinos. ¿Cuál será el futuro de la China socialista —un país donde se supone que la satisfacción personal se consigue sirviendo a la comunidad y no a uno mismo— cuando su población esté formada casi exclusivamente por niños mimados?
Estudiar, estudiar y estudiar
Pero por
mucho que les tachen de mimados, los niños chinos llevan sobre sus espaldas la dura carga de las expectativas de su familia. Los primeros años viven en un cuento de hadas pero en cuanto llegan a la escuela se quejan de no hacer otra cosa más que estudiar.
Durante las vacaciones de verano, Bingyang, un niño de 13 años, hijo de un vendedor de seguros de Pekín, dedica una hora cada mañana a hacer los deberes de la escuela. Después, pasa varias horas más cumpliendo el horario que le ha impuesto su padre: matemáticas, Confucio, lectura, escuchar grabaciones de textos clásicos en inglés como Romeo y Julieta o El Origen de las Especies, de Darwin,...
Su padre, Leng Yaqun dijo orgulloso a la CNN: «Siempre le digo '¡Qué suerte tienes!'. Yo a su edad no tenía nada para estudiar excepto los textos básicos del colegio. Pero Bingyang puede comprar todos los libros que quiera. Puede tomar clases extra. Puede tener un profesor privado y aprender todo lo que quiera a través de Internet».
Bingyang lo intenta, pero suelta el libro en cuanto puede y se va a jugar a los videojuegos o a hacer lo que más le gusta: automodelismo.
«En la cena de fin de año, mi abuela, abuelo, padres y otra
gente siempre me preguntan "¿Qué tal en los estudios?" Es el único
tema. No hay otro. Les gusta sacar este tema durante mucho rato y yo no
puedo comer. Y cuando saco malas notas, siempre dicen "Si no sacas
buenas notas, tu futuro es negro"», se quejaba Sunny, una niña de 14 años,
a The Guardian.
Estos "Pequeños Emperadores", inmaculadamente vestidos, saben recitar en inglés y leer los
periódicos chinos a los diez años de edad, pero sus padres hacen por
ellos las tareas básicas, como peinarles o atarles los zapatos.
«Nuestros
padres hacen por nosotros cosas que deberíamos de hacer nosotros mismos
porque quieren que nos concentremos en nuestros estudios», dice Zheng
Xiu Yi, un niño de 14 años. «La política de "sólo un niño" es buena para
reducir la población, pero todo tiene su lado bueno y su lado malo, y
esta generación puede convertirse, cuando crezcamos, en personas que no
saben hacer una colada, o lavarse los calcetines, o limpiar la
habitación». Los padres, dice este joven, piden cada vez más.
«Nos
levantamos a las 6:30 de la mañana , no tenemos suficiente tiempo para
comer. Me salto la cena para hacer los deberes. Se supone que no
deberíamos tener tanta presión en el colegio, porque ¡somos niños!»,
dice otro compañero, Zhan Zhe Yuan.
Según Ying, un joven de 22 años, hay un dicho en China que dice: «Si eres buen estudiante, ganas dinero para tus padres». Eso es lo que él hizo. A los 12 años ganó una beca para un buen colegio, y sus padres se lo agradecieron. Ahora, Ying ha conseguido un trabajo en la Universidad de Fudan, una de las tres más prestigiosas de China, y sus padres están felices. «Cuando me case, mi mujer y yo tendremos que cuidar a cuatro personas mayores, así que estoy buscando ya varios trabajos. Eso es en lo primero que debemos pensar antes de pensar en nuestros propios intereses», dice Ying.
Con una pirámide de población como la que hay en las familias actuales, 4-2-1, acabará por no haber suficientes jóvenes para trabajar y cuidar a tantos ancianos. En 1999, se estimaba que había nueve trabajadores para cuidar a un chino pensionista. Para 2050, serán tres por cada uno, lo que podría provocar serios problemas demográficos en China.
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