30.01.2006

Demografía

Fertilidad bajo mínimos

Al contrario que en China, en España, como en el resto de Europa, no ha hecho falta una ley para limitar el número de hijos. Prácticamente batió por sí misma el récord mundial de índice mínimo de fertilidad en 1998.

Dicho índice era 1,15 hijos por mujer en edad de procrear. La tasa de fertilidad para conseguir el reemplazo generacional es de 2,1 niños por mujer. En el año 1997, la tasa en las mujeres menores de 30 años llegó a ser de 0,53, la mitad que en el Reino Unido. En los últimos tiempos, el aumento de la inmigración ha suavizado esas cifras. La estimación para el 2005 deja a España en el puesto 213 (1,28) de 226 países con datos en la clasificación por tasa de fertilidad del CIA World Fact Book. Francia se encuentra en el puesto 155 (1,85).

La RAND Corporation preparó un informe para la Comisión Europea en 2004, Low Fertility and Population Ageing: Causes, Consequences, and Policy Options, en el que se obtenían las siguientes conclusiones:

La inmigración no es una forma viable de revertir el envejecimiento de la población o sus consecuencias: las cantidades necesarias serían inaceptables en el clima sociopolítico actual.

Las medidas políticas nacionales pueden ralentizar la bajada en fertilidad en circunstancias apropiadas: gracias a su política pronatalista, Francia ha conseguido aumentar su tasa de fertilidad entre 1993 y 2002

Sin embargo, una sola medida no tiene por qué funcionar: Francia ha establecido subsidios para el cuidado de niños junto con incentivos para familias numerosas, mientras que Suecia lo consiguió mediante medidas indirectas orientadas a la flexibilidad laboral, permisos por maternidad y cuidado infantil de calidad.

Lo que funciona en un país puede no funcionar en otro. Los contextos sociales, económicos y políticos influyen en el efecto de esas medidas, como pudo apreciarse en las diferencias en Alemania tras la reunificación.

Las medidas diseñadas a mejorar en general las condiciones sociales y económicas pueden afectar indirectamente a la fertilidad. En Suecia, los ingresos de la mujer están relacionados positivamente con su tasa de fertilidad, ya que los pagos en permisos por maternidad son proporcionales a los ingresos.

Las medidas sobre población llevan mucho tiempo para dar resultados - los aumentos en fertilidad tardan una generación en traducirse en un aumento de trabajadores- lo que hace que resulten políticamente poco atractivas. Los ciclos electorales, de unos 4 años, no se ajustan a los ciclos más largos de la política poblacional. Normalmente, los políticos se centran en mitigar los efectos del envejecimiento: prolongar la vida laboral y animar la incorporación de nuevas incorporaciones, como las mujeres, al mercado de trabajo.