9.12.2006

Herodes

"Mejor ser su cerdo que su hijo"

Cuando Herodes cayó enfermo, dos conocidos profesores, Judas y Matías, animaron a sus alumnos a quitar el águila dorada romana de la entrada del Templo. Según los Diez Mandamientos, era un pecado construir ídolos. Pero Herodes quemó vivos a los maestros y a los alumnos.

Augusto dijo de él: "Mejor ser su cerdo que su hijo", refiriéndose a la prohibición judía de comer cerdo y a los hijos de Herodes, Aristobulus y Antipater, asesinados por su propio padre en los años 7 y 4 A de C. Es sólo una muestra de cómo fueron los últimos años del reinado de Herodes, hijo de Antipater de Idumea, y de Cyprus, hija de un jeque árabe.

No sorprende, pues, que la matanza de los inocentes descrita en el Evangelio de Mateo resultara totalmente plausible, aunque no hay ninguna otra versión, ni siquiera en la obra de Flavius Josephus, principal referencia sobre la vida de Herodes.

Su padre, poder en la sombra en el reinado de Hyrcanus, le consiguió el cargo de gobernador de Galilea a los dieciséis años, y su fidelidad, primero a Marco Antonio y después a Octavio Augusto, le convirtieron en 'basileus', el máximo título posible.

Tuvo un reinado muy productivo en lo material, pero sus relaciones con los judíos no eran buenas, tanto por sus preferencias por el gusto griego como por su falta de respeto a las leyes locales. Por otra parte, los impuestos eran altísimos para la época.

El problema de la sucesión, agravado por la enfermedad y las intrigas familiares después de diez matrimonios, provocó la ejecución de sus hijos descrita anteriormente. Después de su muerte, probablemente de gangrena de Fournier, Augusto confirmó el testamento de Herodes y su reino se dividió entre tres de sus hijos.