8.05.2006

Opinión

Europlanes

Johan Eimeric

El proceso de beatificación de Robert Schuman, el "Padre de Europa", no va por buen camino. Su vida ascética, su dieta de huevos y lechuga, su eucaristía diaria, su celibato, su vida santa, no son suficientes. Hacía falta un milagro, y la reconciliación de Francia y Alemania después de una terrible guerra no basta. Sin embargo, sí lo hubiese sido que su Plan, cuya presentación se conmemora como Día de Europa, hubiese llegado a sus últimas consecuencias: una completa unión económica y una federación europea.



Después del rechazo francés al Tratado para establecer una Constitución, la Comisión Europea propone el Plan D: democracia, diálogo y debate, "no como una operación de rescate de la Constitución, sino para fomentar un debate más amplio entre las Instituciones democráticas de la Unión Europea y los ciudadanos". Según el mismo documento, "debe contemplarse como una acción complementaria de otras iniciativas o programas, en curso o propuestos, por ejemplo en materia de educación, juventud, cultura y promoción de una ciudadanía europea activa".

Tienen por qué preocuparse, porque los datos son desesperanzadores: los últimos eurobarómetros muestran un apoyo decreciente a la pertenencia a la Unión (56%-54%-50%-49%, y un aumento de la indiferencia (27%-30%-32%). En España, quizá por su 62%, no ha habido ningún eco mediático del plan D. Además, todo el mundo está preocupado por los nacionalismos de siempre, en lugar de ocuparse del futuro.

La Unión Europea sigue abandonando la educación en manos de políticos anclados en la primera mitad del siglo XX. La segunda mitad ya empezó sin guerras nacionalistas, y con importantes avances realizados por visionarios multilingües como Schuman o Monnet. El idioma materno de Schuman era el luxemburgués, pero trabajó toda su vida en francés y en alemán. Monnet hablaba perfectamente francés e inglés. Ahora la máxima aspiración al bilingüismo incluye exclusivamente una lengua local.

Esperemos que el Plan D llegue a la base, los colegios. El respeto a los Estados no debería impedir el logro de un objetivo más importante. Como recomendaba Jean Monnet desde su retiro en Houjarray: "Continuez, continuez, il n'y a pas pour les peuples d'Europe d'autre avenir que dans l'union" (Seguid, seguid, para la gente de Europa no hay otro futuro que la unión).