En uno de los puestos del Mercat de Sant Antoni (en Barcelona) se pueden encontrar todavía libros a 60 céntimos. Están amontonados como si los hubiesen descargado de un contenedor. Allí encontramos este cuento titulado “Konrad o el niño que salió de una lata de conservas”, de Christine Nöstlinger, publicado por primera vez en 1975.
La de la imagen de arriba es la protagonista, la señora Bartolotti, en el momento en el que recibe el extraño e inesperado paquete. El contenido es una enorme lata en la que hay un niño al que nadie parece haber encargado. La señora Bartolotti es una mujer extrafalaria y un tanto desastrosa que no tiene ni idea de cómo tratar a un niño, pero el pequeño parece venir bastante preparado de la fábrica.
Aquí va un fragmento de este curioso cuento en el que el hijo es bastante “perfecto” —como lo podría ser cualquier ser artificial— pero la madre dista mucho de serlo:
La señora Bartolotti cogió las tijeras de cortar cebolletas y rasgó el sobre por la línea de puntos. En el sobre había una partida de bautismo, un documento de ciudadanía y algunos certificados de vacunación. En la partida de bautismo decía:
Padre: Konrad August Bartolotti
Madre: Berti Bartolotti
Nacido el: 23-10-1967
Lugar de nacimiento: desconocidoEn el documento de ciudadanía se afirmaba que Konrad Bartolotti, hijo de Konrad August y de Berti Bartolotti, poseía nacionalidad austríaca. Y de los certificados de vacunación se desprendía que Konrad Bartolotti había sido vacunado contra la escarlatina, la tos ferina, el sarampión, la tuberculosis, el tifus, la disentería, la difteria, el tétanos y la viruela.
Aún encontró en el sobre la señora Bartolotti un papel duro, con los bordes recortados en pico. En él, con letras adornadas y en tinta azul claro, estaba escrito:
Queridos padres,
acaba de hacerse realidad vuestro más
ferviente deseo.
Nosotros, los fabricantes, les deseamos
felicidad y satisfacciones con su retoño.
Que sea siempre fuente de alegría para ustedes
y colme las esperanzas que han puesto en él y
en nuestra empresa.
Nos hemos esforzado por garantizarles un
descendiente agradable, simpático y con un
gran porvenir.
¡Acéptenlo de buen grado!
No les resultará difícil esta aceptación, ya que
nuestros productos son sumamente fáciles de
manejar y de cuidar. Los defectos,
imperfecciones, impuestos por la naturaleza,
no existen en nuestros acabados productos de
alta perfección técnica.
Y por último, un ruego.
Este retoño está construido de tal modo que,
además de la vigilancia y cuidados normales,
necesita afecto.
¡Les rogamos que no lo olviden!
Mucha felicidad para un largo futuro les desea,
De nuevo la firma podía decir «Hunbert» o «Honbert» o «Monbert».
El muchachito de siete años, que según la fe de bautismo se llamaba Konrad Bartolotti, castañeteaba los dientes y se le había puesto carne de gallina.
No es fácil de encontrar, así que aquí va un sitio donde lo han copiado entero, hasta con las ilustraciones, de Frantz Wittkamp. Y aquí hay un artículo en el que se habla del libro.
Encantador y algunas situaciones no son tan exageradas como parecerÃa, gracias por compartirlo.
es un libro increible e interesante yo lo leiria un millon de veses y lo recomendaria a todas las personas del mundo emberdad que es un exito
Oh! ese libro esta bien lindo se los super recomiendo que lo lean
es super divertido y bastante claro lo recomiendo a todo el mundo de 12 años pero para una persona mayor de mas o menos 3o años no se lo recomiendo por q les aburriria pero hay gente que se lo recomienda a todo el mundo y esa gente no sabe ni de q va por que si no no diria eso
Creo que lo lei en quinto de EGB con 9 años, nunca lo olvidé y a menudo sale en las conversaciones con mis amigas ya que era encantador y facil.