Una rabieta de un niño de 4 años forzó a un piloto a hacer un aterrizaje de emergencia en el Aeropuerto Internacional de Filadelfia. Al parecer, el niño quería zumo de manzana y, como la azafata no se lo trajo con la rapidez que esperaba, el niño inició una demostración de inconformismo que obligó al piloto a aterrizar. Los pasajeros del vuelo, procedente de Nueva York y con destino a Carolina del Norte, acabaron pasando la noche en Filadelfia.
No comments