Esta niña es Georgia Brown, junto a su orgullosa madre. Tiene dos años, es británica y se ha convertido en el miembro más joven de los Mensa, esa sociedad de personas con coeficiente intelectual por encima de los 130. Georgia tiene 152, o sea que está entre el 0,2% más inteligente de la población, aunque la psicóloga que le hizo el test, Joan Freeman, dice que podría haber puntuado más alto si no hubiese sido porque la niña necesitó una siesta a los 45 minutos de empezar la prueba.
Lo que más sorprendió a Freeman fue que Georgia dibujó un círculo casi perfecto. Muchos adultos son incapaces de hacerlo.
La madre dice que la familia está muy orgullosa de ella. Será porque todavía no ha llegado al colegio, donde decir que un niño tiene alta capacidad para el aprendizaje no se recibe como una buena noticia sino como un problema.
Y cuidado con llamar “listos” a los niños (y mucho menos “superdotados”). En la Conferencia de la Asociación Profesional británica de Profesores (Professional Association of Teachers, PAT), celebrada el verano pasado en Oxford, se dijo que los maestros deberían evitar llamar “listos” a sus alumnos más aventajados por miedo a que sus compañeros de clase dejen de considerarles gente “guay”. En el debate semántico, se sugirió una forma alternativa a “listo”: “con éxito”.
Me puedo imaginar todo tipo de calificativos para los más y menos listos de cada clase, si les toca un profesor poco motivado, que los hay. Desde «¿Y tus padres dicen que tú eres “superdotado”?» para el más “listo”, hasta esa otra frase tan usada: «De tí nadie logrará sacar nada en esta vida. Eres un fracaso» para el que el maestro considere el más “tonto”.
Estas frases se usan a diario en las aulas. Por eso, en la reunión anterior de la PAT se sugirió cambiar “fracaso” por algo así como “éxito aplazado”. Pero no hubo mucho quórum.
La madre de Georgia ya ha empezado a hacer campaña de lo “normal” que es su hija y de que no se cree mejor que los demás. Es un buen comienzo.
No creo que sea algo para ocultar, pero tampoco motivo de orgullo.
¿Que esfuerzo le ha supuesto a ella o a la familia? no, para mi no es motivo de orgullo, otra cosa serÃa los logros que en un futuro consiga, eso sÃ. El tener una gran dotación no le quitará ningún mérito y entonces será el momento del orgullo, pero la simple capacidad no la va a llevar directamente a conseguir nada.
Es más, la “simple” dotación puede que le lleve a no conseguir más que fracasos.