La genética nos marca a todos, sólo que en algunos casos se nota más la diferencia. Este niño de 18 meses, Liam, tiene la fuerza muscular de un atleta olímpico. ¿El motivo? Una deficiencia de miostatina, que aumenta la masa muscular y reduce la grasa corporal. Dos días después de nacer, ya era capaz de sostener el peso de su cuerpo, de pie, si alguien le sujetaba para que no perdiera el equilibrio. Y a los ocho meses, ya subía y bajaba escaleras. En la foto, aparece con sus padres adoptivos.
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