8.07.2007

Opinión

El pintor lomógrafo

Juan Antonio Rosado

En casa ya empezaban a estar cansados de la Lomo, que no suelto desde que la compré después de ver el artículo en KINDSEIN. Pero vieron las primeras instantáneas y se asombraron, sobre todo mis hijos. Aunque el mayor es ciego, siempre sabe cuándo la disparo por el chasquido de juguete que tiene. De hecho, sintió vergüenza ajena la primera vez que me acompañó a hacer fotos.

Fuimos a la Procesión del Corpus y estuve haciendo fotos del recorrido. «¡Qué va a pensar la gente, papá!», me dijo, al oír el sonido de máquina de juguete. Le expliqué que ni siquiera la acerco al ojo, que con ella puedes hacer las fotos a la altura de la cintura o desde cualquier ángulo, que la gente no se da cuenta, y que ese era uno de sus encantos. Ojalá fuera un niño para poder utilizarla con total libertad, sin las miradas de superioridad de esos de las Canon de 10 megapíxels... Cuando llegamos a la Alameda, donde se bendicen todos los campos, pasaba el trono por delante de nosotros y le dije que probara. ¡Y lo hizo! El resultado es lo de menos, nunca se hubiese atrevido con una cámara "normal".

Cada foto es una incógnita. Nunca sabes lo que va a salir. Sus colores son maravillosos y ofrece grandes posibilidades de jugar, incluso con poca luz. Me ha hecho sentir como cuando era niño, el día de Reyes. ¡Desde que la tengo no pinto!

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Web de Juan Antonio Rosado, pintor rondeño, con sus acuarelas y lomografías.

Congreso Mundial de Lomografía. Londres, 17-23 septiembre de 2007.