Mayo de 2007, nº 20
Algo inexplicable
El mundo de Leland comienza con el asesinato de un niño. Pero el joven asesino, Leland Fitzgerald, no encaja. No parece ser capaz de realizar un acto semejante.
Sociedad "inocente"
Como consecuencia de un accidente de aviación, un grupo de escolares ha de vivir en una isla desierta. Se describe el paso gradual de un estado de relativa inocencia a otro que roza la barbarie.
Una generación manipulada
«Cuando se quieren provocar sentimientos para controlar la razón, los niños son siempre una presa fácil. Por primera vez en Alemania, los jóvenes tenían la sensación de ser importantes. Nunca antes en la historia alemana la juventud había sido tan cortejada, y nunca antes había sido objeto de tal abuso».
El perfil del atacante
La mayoría de niños que han disparado en las escuelas de Estados Unidos no pertenece a bandas callejeras, ni a hogares violentos, ni son psicópatas.
Después de la matanza de Columbine, el Servicio Secreto Americano se ofreció a ayudar a las escuelas a prevenir futuros ataques. En el año 2000, la agencia se ocupó de buscar un modelo de comportamiento y pensamiento a partir de 41 jóvenes que habían participado en 37 ataques, casi todos con armas de fuego, a escuelas de Estados Unidos en los últimos 26 años.
Descubrieron que no existe un perfil de persona que se convierte en atacante de escuelas. Entre los 41 jóvenes, de entre 11 y 21 años, había ricos y pobres, y de todos los grupos raciales, aunque las tres cuartas partes eran blancos. Los había con familias rotas y con familias intactas, con buenas y malas notas. Había algunos que se sentían aislados, pero también otros que tenían muchos amigos. La mayoría eran suicidas, pero sólo unos pocos habían sido diagnosticados con enfermedades mentales.
Sin embargo, los investigadores encontraron unos patrones de comportamiento, después de entrevistar a 10 supervivientes de sus propios ataques:
—Contrariamente a lo que la gente cree, estos ataques suelen ser premeditados. Más de la mitad, pensó en el tiroteo durante por lo menos dos semanas antes de perpetrarlo. En el caso de la masacre de Columbine, por ejemplo, lo prepararon durante un año. A muy pocos se les ocurrió el plan el mismo día.
—La mayoría poseía armas pero pocos tenían una "fascinación" por las armas de fuego.
—Muchos sufrieron acoso escolar o fueron amenazados y más de la mitad tenían deseos de venganza por este motivo. Varios de ellos habían sufrido «acoso y hostigamiento durante largo tiempo y de forma intensa», según el Servicio Secreto. Uno de los jóvenes que sacó un rifle y mató a dos estudiantes, hiriendo a varios más, nos dijo desde su celda: «Estaba muy dolido. No tenía a nadie con quien hablar. No les importaba».
—Más de las 3/4 partes tenía quejas y, en muchos casos, hablaban con otros de ellas. En un caso, uno de los atacantes dijo más de veinte compañeros que quería matar a otros niños, construir bombas o atacar la escuela.
—En casi todos los casos, el atacante dio motivos de preocupación a cuantos le rodeaban: tratando de conseguir un arma, escribiendo poemas que hablaban de suicidio u homicidio.
—Casi todas las personas en las que los atacantes confiaban eran compañeros de su misma edad: amigos, compañeros de clase o hermanos. En sólo un caso, se lo comunicó a un adulto.
—En las 3/4 partes de los casos, el atacante tenía dificultad en sobrellevar un cambio importante en su vida, en una relación personal o en la pérdida de status (humillación pública, fallo personal,...).
El Centro para el Estudio y Prevención de la Violencia de la Universidad de Colorado añade como factor de riesgo el género masculino, pero no parecen influir mucho otros factores como sacar malas notas, llevarse mal con los padres, tener tendencia a la soledad o ver muchos programas violentos en televisión.
En una encuesta nacional que realizó por Internet la doctora Helen Smith, la respuesta de un chico de 18 años de Nueva York a la pregunta '¿qué haces cuando te sientes mal?' fue "escuchar Metallica porque me gusta el enfado que transmen las letras». «Disfruto escuchando y leyendo cosas que hablan de la destrucción del orden social» (...) «Dado la actual estructura social en las escuelas americanas, la violencia y el terrorismo por la juventud es inevitable».
La doctora Smith critica a los especialistas que culpan a la televisión, los videojuegos, la enfermedad mental, o a algunos grupos de rock con canciones que hablan de matanzas en las escuelas. Según Smith, esos expertos no están escuchando a los niños. Los adultos, en general, no les prestan mucha atención a los pequeños.
Esta especialista cree que la violencia se inicia después de muchas situaciones estresantes y pensamientos distorsionados, resultado de cómo el niño percibe el mundo a su alrededor. Es algo así, dice Smith, como el cáncer. Los investigadores han descubierto que las células se vuelven cancerosas después de una serie de fallos en la cadena de mecanismos de defensa. La violencia en los niños es como un proceso complejo que se va construyendo a lo largo del tiempo. Algunos de estos niños, que parecen completamente normales, puede que no se sientan normales, ni bien, y estén tratando de adaptarse, ser aceptados o defenderse del acoso de sus compañeros o sus familiares.
En los años 70, los psicólogos Derek Miller y John Looney estudiaron a adolescentes asesinos. Vieron que, bajo situaciones de estrés, estos jóvenes tenían una gran capacidad para deshumanizar a los demás. Es decir, los que tenían mayor riesgo de matar veían a los demás como a objetos amenazantes. Generalmente, esta perspectiva se produjo después de alguien les hubiese deshumanizado a ellos antes (con abusos, insultos, desdén,...). Estos chavales capaces de matar no se veían a sí mismos como algo valioso, así que tampoco veían como valiosos a los demás. De hecho, por regla general, cuanto más les hubiesen deshumanizado antes, mayor era la probabilidad de que ellos hicieran lo mismo con los demás.
Guía del Servicio Secreto (documento en pdf)
Web de Helen Smith.
El estudio de Miller y Looney — The prediction of adolescent homicide: episodic dyscontrol and dehumanization— se publicó en el American Journal of Psychoanalisis en 1974.
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